(C1) Capítol 1. El coronavirus SARS-CoV-2 i el COVID 19

(C1) Capítulo 1. El coronavirus SARS-CoV-2 y el COVID 19

1.1.        Los coronavirus

Los coronavirus (CoV) son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. Se trata de virus zoonóticos, lo que significa que pueden transmitirse de los animales al hombre.  Reciben el nombre de coronavirus por la “corona” que se observa en sus viriones al observarlos en el microscopio electrónico.

Los coronavirus que afectan al ser humano pueden producir cuadros clínicos que van desde el resfriado común con patrón estacional en invierno hasta otros más graves como los producidos por los virus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS).

1.2.        El coronavirus SARS-CoV-2

El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo, SARS-CoV-2, es un nuevo tipo de coronavirus que puede afectar a las personas. Se detectó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China.

1.3.        La enfermedad COVID-19

La enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2 se ha denominado enfermedad por coronavirus 2019, abreviada por la Organización Mundial de la Salud como COVID-19 (a partir de COronaVIrus + Disease + [20]19).

Tanto el nuevo coronavirus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan y todavía hay muchas cuestiones que se desconocen en relación a la enfermedad y su vía de transmisión.

El período de incubación la enfermedad (el tiempo entre la exposición inicial al virus y el inicio de los síntomas) se estima actualmente entre 1 y 14 días. Según los últimos datos recopilados por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) del Ministerio de Sanidad, el periodo de incubación medio es de 5,1 días y a los 11,7 días, el 95 por ciento de los casos sintomáticos han desarrollado ya sus síntomas.

En la actualidad aún no existe un tratamiento específico para la COVID-19. Si que se han desarrollado vacunas, no obstante, la mejor forma de prevenir la enfermedad es evitar la exposición al coronavirus.

Resultado de las observaciones epidemiológicas y el estudio exhaustivo de casos de contactos se ha podido conocer que la transmisión de la infección comienza 1-2 días antes del inicio de síntomas.

Respecto a la duración de la enfermedad, el tiempo medio des del inicio de los síntomas hasta la recuperación es de 2 semanas cuando la enfermedad ha sido leve y de 3-6 semanas cuando ha sido grave o crítica. Si bien esta descripción corresponde a la norma, se han constatado multitud de casos de personas que refieren síntomas prolongados y recurrentes, durante semanas o meses, tras el primer episodio por COVID-19, independientemente de la gravedad de éste, y que empiezan a adquirir una entidad propia que en algunos contextos se ha denominado COVID-19 persistente o “Long COVID”, lo que está teniendo un gran impacto sanitario y social.

Síntomas

Los síntomas de COVID-19 varían en severidad, desde no tener ningún síntoma (estar asintomático) hasta tener fiebre, tos, dolor de garganta, debilidad general y fatiga y dolor muscular y, en los casos más graves, neumonía grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y shock séptico, las cuales pueden conducir a la muerte. Los informes muestran que el deterioro clínico puede ocurrir rápidamente, a menudo durante la segunda semana de la enfermedad.

La pérdida del sentido del olfato (anosmia) y en algunos casos la pérdida del sentido del gusto es un síntoma de una infección por COVID-19. Ya existe evidencia de que un porcentaje de pacientes con infección confirmada por SARS-CoV-2 han desarrollado anosmia o hiposmia (disfunción parcial del umbral olfativo), y, en algunos casos, en ausencia de otros síntomas.

También se han descrito otros síntomas relacionados con distintos órganos y sistemas: neurológicos, cardiológicos, oftalmológicos, otorrinolaringológicos, dermatológicos o hematológicos.

En España, los síntomas más frecuentes, sobre la base de 18.609 casos notificados: fiebre o reciente historia de fiebre (68,7%), tos (68,1%), dolor de garganta (24,1%), disnea (31%), escalofríos (27%), vómitos (6%), diarrea (14%) y otros síntomas respiratorios (4,5%).

Generalmente una persona con COVID-19 tiene síntomas leves similares a los de la gripe que son bastante comunes y deben distinguirse de síntomas similares causados por virus del resfriado común y de síntomas alérgicos durante la primavera. En la figura 1 se presenta una tabla comparativa de los síntomas más comunes de las tres afecciones según su frecuencia informada.

Por otro lado, se debe considerar que el diagnóstico definitivo de COVID-19 no es clínico, sino a través de pruebas de laboratorio de una muestra de la nariz o de la boca.

Figura 1. Comparación de síntomas comunes entre resfriado común, alergia por polen y COVID-19 (Fuente: ECDC.  Q & A on COVID-19. Fecha actualización: 31/03/2020).

Los síntomas de COVID-19 varían en severidad, desde no tener ningún síntoma (estar asintomático) hasta tener fiebre, tos, dolor de garganta, debilidad general y fatiga y dolor muscular y, en los casos más graves, neumonía grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y shock séptico, las cuales pueden conducir a la muerte. Los informes muestran que el deterioro clínico puede ocurrir rápidamente, a menudo durante la segunda semana de la enfermedad.

La pérdida del sentido del olfato (anosmia) y en algunos casos la pérdida del sentido del gusto es un síntoma de una infección por COVID-19. Ya existe evidencia de que un porcentaje de pacientes con infección confirmada por SARS-CoV-2 han desarrollado anosmia o hiposmia (disfunción parcial del umbral olfativo), y, en algunos casos, en ausencia de otros síntomas.

También se han descrito otros síntomas relacionados con distintos órganos y sistemas: neurológicos, cardiológicos, oftalmológicos, otorrinolaringológicos, dermatológicos o hematológicos.

En España, los síntomas más frecuentes, sobre la base de 18.609 casos notificados: fiebre o reciente historia de fiebre (68,7%), tos (68,1%), dolor de garganta (24,1%), disnea (31%), escalofríos (27%), vómitos (6%), diarrea (14%) y otros síntomas respiratorios (4,5%).

Generalmente una persona con COVID-19 tiene síntomas leves similares a los de la gripe que son bastante comunes y deben distinguirse de síntomas similares causados por virus del resfriado común y de síntomas alérgicos durante la primavera. En la figura 1 se presenta una tabla comparativa de los síntomas más comunes de las tres afecciones según su frecuencia informada.

Por otro lado, se debe considerar que el diagnóstico definitivo de COVID-19 no es clínico, sino a través de pruebas de laboratorio de una muestra de la nariz o de la boca.

Vía de transmisión

Con la evidencia científica acumulada, se considera que SARS-CoV-2 puede transmitirse de persona a persona por diferentes vías, siendo la principal mediante el contacto y la inhalación de las gotas y aerosoles respiratorios emitidos por un enfermo hasta las vías respiratorias superiores e inferiores de una persona susceptible. También se puede producir el contagio por contacto indirecto a través de las manos u objetos contaminados de secreciones respiratorias del enfermo con las mucosas de las vías respiratorias y la conjuntiva del susceptible.

Según el informe científico sobre vías de transmisión SARS-CoV-2 [4] basado en el informe de la OMS [5] las vías de transmisión más habituales son las siguientes:

  • Gotículas, que se emiten al hablar, cantar, toser, estornudar y respirar, y que pueden impactar en los ojos, fosas nasales, o boca de otra persona a menos de 1 m. Las gotículas infectan por impacto en los ojos, fosas nasales, o boca, y caen al suelo hasta a 1-2 m de la persona que las emite. Tiene un tamaño entre 0,1 y 1 mm).
  • Partículas más pequeñas que se emiten conjuntamente con las gotículas y que por su reducido tamaño pueden permanecer en suspensión en el aire. Pueden infectar por inhalación y deposición en diferentes partes del sistema respiratorio. Pueden ser respiradas en proximidad cercana (por ejemplo:  conversación entre dos personas) o compartiendo el aire en espacios cerrados. La OMS indica que la vía por aerosoles está limitada a ambientes interiores mal ventilados (entendiendo por ventilación la renovación de aire interior por aire fresco exterior) y con alta densidad de ocupación. Los aerosoles infectan por inhalación, y viajan más de 1-2 m antes de caer al suelo. Los aerosoles tienen un tamaño inferiores a 100 μm.
  • Contacto directo o primario, contacto físico de una persona infectada con otra.
  • Fómite o contacto indirecto, generalmente un objeto o superficie que ha sido tocado por una persona infectada, o en el que se han depositado gotículas y/o aerosoles generados por una persona infectada y que luego lo toca otra persona. Estudios controlados en laboratorio demuestran la estabilidad de SARS-CoV-2   infeccioso en diferentes superficies   donde   se   depositó   una concentración conocida de virus [1]. Sin embargo, no hay evidencia en situaciones reales de la recuperación de infectividad viral en muestras tomadas de superficies donde se detectan genomas virales por PCR [6]. La vía de contagio por superficies se consideraría actualmente minoritaria [7].

Las agencias de salud pública de EE.UU., Alemania y Reino Unido coinciden en señalar la inhalación de aerosoles como una de las principales vías de contagio del SARS-CoV-2.

Consultar la bibliografía para mayor información.

Vacunas

Hoy en día la vacuna contra la COVID-19 es la principal herramienta para hacer frente a la pandemia, sin olvidar medidas como la distancia de seguridad, el lavado de manos, la mascarilla y la ventilación de espacios cerrados.

Des de principio de la pandemia la comunidad científica y empresas farmacéuticas han centrado esfuerzos en buscar una vacuna a lo que es un problema de salud pública global. Por otro lado, los Estados de todo el mundo, junto a ONG y coaliciones internacionales como la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI) y GAVI The Vaccine Alliance, están apoyando investigaciones, movilizando recursos y financiando la producción para poder disponer de dosis en el menor tiempo posible.

El desarrollo de vacunas es sumamente complejo y supone una media de entre cuatro y siete años. La excepcionalidad de la situación pandémica por la COVID-19 ha acelerado la llegada de vacunas para hacerle frente en un plazo de tiempo de menos de un año.

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) es la encargada de evaluar en la Unión Europea las vacunas contra la COVID-19, con los mismos estándares estrictos que para todas las demás vacunas, antes de que la Comisión Europea las autorice para su uso en la UE.

En abril de 2021 son ya cuatro las vacunas aprobadas para su uso por parte de la Agencia Europea de Medicamentos: Comirnaty de Pfizer-BionTech, COVID-19 Vaccine de Moderna, COVID-19 Vaccine de AstraZeneca y COVID-19 Vaccine de Janssen.

Para más información sobre las vacunas:

  • Agencia Europea de Medicamentos (EMA), pulsar aquí.
  • Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), pulsar aquí.
  • Ministerio de Sanidad- Información sobre la inmunidad y el desarrollo de vacunas frente a la COVID-19, pulsar aquí.

Fuente: Canal Salut- GENCAT; Ministerio de Sanidad – Enfermedad por nuevo coronavirus- COVID-19 25/03/2021; Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y EMA (acceso 21/04/2021).

1.4.        Coronavirus y alimentos

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no hay evidencia de que los alimentos sean una fuente o vía de transmisión del Coronavirus COVID-19. No obstante, EFSA está haciendo un seguimiento muy exhaustivo de la propagación del virus y hasta la fecha no se ha informado de ningún caso de transmisión a través de alimentos

Por otro lado, la Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas en Alimentos (ICMSF) publicó en septiembre de 2020 la opinión científica “ICMSF opinion on SARS-CoV-2 and its relationship to food safety” coincidiendo con lo ya expresado por EFSA y otras autoridades alimentarias nacionales, entre las cuales la española (AESAN) y organizaciones intergubernamentales como la OMS o la FAO, indicando que es muy improbable que la ingesta de SARS-CoV-2 de lugar a la enfermedad y que  que el SARS-CoV-2 no debe considerarse un peligro de seguridad alimentaria.

La ICMSF añade que dada la falta de evidencia que asocie los alimentos o sus materiales de envasado con la transmisión del SARS-CoV-2 no recomienda realizar test sobre el producto final acabado o ambientales (entorno de la producción) para la detección del virus del SARS-CoV-2 esgrimiendo razones de seguridad alimentaria. Además, como el SARS-CoV-2 no representa un riesgo para los consumidores por la ingesta de alimentos, el muestreo y análisis sistemáticos para detectar el virus en los alimentos no aportan valor añadido para mantener la garantía de seguridad alimentaria en el contexto de pandemia.

No obstante, lo anterior los productores, fabricantes y manipuladores de alimentos deben seguir usando buenas prácticas de higiene alimentaria para minimizar cualquier posibilidad de generar alimentos o superficies de contacto como vectores de SARSCoV-2.

Fuentes y documentos de consulta:

 
1.5.        Coronavirus y agua de consumo

El coronavirus SARS-CoV-2 es un tipo de virus particularmente susceptible a los métodos convencionales de tratamiento y desinfección del agua y por ello se puede seguir utilizando el agua del grifo para beber, para el lavado de manos y todos los demás usos habituales.

De acuerdo a la evidencia científica disponible, a las características del coronavirus y a la eficacia de los tratamientos en la producción de agua de consumo no parece que sea necesario realizar un tratamiento especial a causa del coronavirus SARS-CoV-2.

A día de hoy hay consenso en distintas organizaciones científicas (OMS, ECDC, CDC, EPA) en que el coronavirus SARS-CoV-2 no ha sido detectado en aguas de consumo cuando estas están tratadas al menos con filtración y desinfección.

En España, los tratamientos que llevan a cabo las entidades gestoras de suministro de agua de consumo que incorporan la correcta desinfección del agua con cloro o derivados del cloro y el mantenimiento de un desinfectante residual en todo el sistema de distribución aseguran un adecuado nivel de protección de las aguas de consumo haciendo que estas sean seguras, evitando la transmisión de enfermedades infecciosas de origen hídrico.

Fuente: Canal Salut- GENCAT; Ministerio de Sanidad fecha 06/04/2020.

1.6.        Coronavirus y su permanencia en las superficies

Al principio del brote no se sabía con certeza cuánto tiempo sobrevivía el virus causante de COVID-19 en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus. Los estudios realizados (incluida la información preliminar disponible sobre el virus del COVID-19) indican que los coronavirus pueden subsistir en una superficie desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).

En enero de 2020 se publicó los resultados de un estudio que consistió en analizar 22 estudios previos sobre la persistencia de otros coronavirus en superficies inanimadas. Según su análisis, estos virus pueden sobrevivir en superficies inanimadas como el metal, el cristal o el plástico hasta 9 días (nota: este estudio no analizó el tiempo de supervivencia del coronavirus COVID-19 del brote iniciado en Wuhan China sino de otras variantes de esta familia de virus).

En estudios más recientes:

Según un estudio publicado el 13 de marzo de 2020, la permanencia del coronavirus SARS-CoV-2 viable en superficies de cobre, cartón, acero inoxidable y plástico fue de hasta 4, 24, 48 y 72 horas, respectivamente, en condiciones experimentales a 21 -23º C y humedad relativa del 40%. [1]

En otro estudio, en condiciones experimentales a 22º C y humedad relativa del 60%, se dejó de detectar el virus tras 3 horas sobre papel (de imprimir o pañuelo de papel), de 1 a 2 días cuando se aplicó sobre madera, ropa o vidrio y más de 4 días cuando se aplicó sobre acero inoxidable, plástico, dinero (billetes) y mascarillas quirúrgicas [2].

También se estudió la permanencia de SARS-CoV-2 en aerosoles en condiciones experimentales, observándose viabilidad durante toda la duración del experimento de 3 horas con una viabilidad media del coronavirus SARS-CoV-2 de entre 0,64 y 2,64 horas. Las estimaciones medias fueron de 1,1-1,2 horas [1].

1.7.        Sobre como eliminar el coronavirus de las superficies

Los coronavirus pueden ser eliminados eficientemente por procedimientos de desinfección de superficies estándar.

En general, el SARS-CoV-2 puede ser altamente estable en un entorno favorables, pero también es susceptible a los métodos de desinfección estándar [2].

Según estudios recientes:

La desinfección de superficies con hipoclorito de sodio al 0,1%-0,5%, etanol al 62-71% o Glutaraldehído 2% durante 1 minuto reduce significativamente la infectividad de los coronavirus en las superficies en un tiempo de exposición de 1 minuto esperando un efecto similar contra el SARS-CoV-2 mientras que cloruro de benzalconio al 0,04%, hipoclorito de sodio al 0,06% y orto-ftaladehído al 0,05% serían menos efectivos. [3].

En condiciones experimentales, el SARS-CoV-2 se redujo en 4-6log10 a los 5 minutos de aplicar lejía casera en concentraciones de 1:49 y 1:99, etanol 70%, povidona yodada 7,5%, cloroxylenol 0,05%, clorhexinina 0,05%, clorurodebenzalconio 0,1%, y solución de jabón líquido en concentración de 1:49 [2].

Respecto a las soluciones de hipoclorito sódico deben de prepararse diariamente.

Se recomienda el alcohol etílico para la desinfección de objetos o áreas pequeñas (termómetros, teléfonos, etc.) y el hipoclorito de sodio para desinfectar superficies más grandes.

En caso de usar otros desinfectantes, debe asegurarse la eficacia de los mismos. Siempre se utilizarán de acuerdo a lo indicado en las fichas de datos de seguridad.

 

(C1) EL CORONAVIRUS COVID-19

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